Ante más de 25 mil feligreses congregados en la Plaza de San Pedro para participar en la tradicional Audiencia General de los miércoles, el Papa Benedicto XVI recordó que todo ser humano es capaz de encontrar a Dios a través de la Creación, cuya grandeza y belleza lleva a la persona a contemplarlo.
El Pontífice dedicó su catequesis semanal a meditar en la primera parte del "Hallel" (Salmo 135), la alabanza solemne que el pueblo judío entonaba durante la pascua. Resaltó que allí "resuena la palabra misericordia con la que se expresa la fidelidad, la lealtad, el amor que define la alianza entre Dios y su pueblo".
"En esta relación, Dios no aparece como un Señor oscuro e indescifrable, similar al hado, contra cuya fuerza misteriosa es inútil luchar. Se manifiesta en cambio como una persona que ama a sus criaturas, vela sobre ellas, las sigue en el camino de la historia y sufre por la infidelidad del pueblo a su amor misericordioso y paterno".
El Santo Padre indicó que para el salmista, el primer signo de este amor divino es "la Creación porque antes de descubrir al Dios que se revela en la historia hay una revelación cósmica, abierta a todos. Existe, por lo tanto, un mensaje divino, grabado secretamente en lo creado y signo de la fidelidad amorosa de Dios, que da a sus criaturas el ser y la vida. Así la oración surge de la contemplación de las maravillas de Dios y se transforma en un himno de alabanza y agradecimiento".
Citando el libro de la Sabiduría, Benedicto XVI exhortó a los fieles a “conocer por analogía, partiendo de la grandeza y belleza de las criaturas, al Autor”, poniendo como condición el tener “ojos límpidos”.
Al final de su alocución, el Santo Padre citó a San Basilio Magno, quien considerando la acción sabia de Dios, afirma que “si el mundo tiene un principio y ha sido creado, busca a quien le ha dado inicio y a quien es el Creador, la naturaleza beata, la bondad ausente de envidia, aquél que es objeto de amor por parte de todos los seres racionales, la belleza más deseada, el principio de los seres, la fuente de la vida, la luz intelectiva, la sabiduría inaccesible”.
En su saludo en diversos idiomas a las personas presentes en la plaza vaticana, Benedicto XVI invitó "a dar gracias a Dios por el esplendor y la belleza de las maravillas que nos ha dado para contemplar en la Creación y en las obras de los hombres".
Finalmente, el Papa saludó en español particularmente a los peregrinos de la Hermandad de Nuestra Señora del Valle y de las Damas de Nuestra Señora del Pilar, así como a un grupo de estudiantes de Barcelona y los llegados de Guatemala y otros países latinoamericanos.
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