El Papa Benedicto XVI dijo ayer que en República Dominicana se trata con caridad y solidaridad a los Haitianos que vienen a nuestro país a trabajar. Personalmente quiero invitar a Su Santidad a que se dé una vueltecita por algunos de los bateyes donde trabajan esas almas, desplazadas por la miseria que viven de aquel lado de la frontera. Aunque no creo que exista esclavitud, pues una cosa es ser esclavo, maltratado y odiado como algunos han querido hacer ver, y otra es, que no se puede negar que la miseria y la exclusión en esos bateyes son inmensas. Entonces Su Santidad, con el “respeto y perdone“, le vendría bien un viajecito a República Dominicana para que en carne propia vea como es que la gente pasa trabajo en esos lugares, y por favor Su Santidad, no se acostumbre a la comodidad del arzobispado porque desgraciadamente, no todos los barrios y lugares de nuestro país son así, como no todos los lugares del mundo son tan cómodos como el vaticano. Perdone usted si le hiero un poco con esto, pero como usted dice que nosotros los latinos que creemos en una Iglesia comprometida con los pobres y excluidos, de los que forman parte esos haitianos en nuestro país, no hemos entendido el evangelio, cuando esté en uno de esos bateyes, donde por cierto también hay dominicanos, piense un poco y díganos que usted cree que haría Jesús ante la situación que se vive en esos lugares. ¿Cuáles serían las palabras que Nuestro Señor usaría para definir la situación? ¿Cuál sería su actitud? Piénselo hermano Benedicto, su alta investidura le faculta para ser nuestro guía, por eso debe usted dar una buena idea a todos los que profesamos la fe católica sobre los problemas del mundo. Así sea
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