El Pontífice realizó su primera visita fuera del Vaticano de 2007 acompañado por el Cardenal Camillo Ruini, Vicario para la diócesis de Roma, el Obispo Auxiliar del sector Centro, Mons. Ernesto Mandara y Mons. Guerino Di Tora, Director de Caritas.
El Santo Padre visitó el centro de acogida, el comedor y el pesebre montado por los voluntarios y los huéspedes de este centro fundado en Roma en 1983; y que en sus 23 años ha acogido a miles de personas, italianas y extranjeras, distribuyendo más de nueve millones de raciones.
En la entrada del comedor, el Papa descubrió y bendijo una placa en memoria de la visita que Juan Pablo II realizó el 20 de diciembre de 1992, en la que se lee la frase que pronunció en aquella ocasión: “El hombre que sufre nos pertenece”.
“En este comedor, que en un cierto sentido se podría considerar el símbolo de la Caritas de Roma –dijo el Santo Padre–, es posible percibir la presencia de Cristo en el hermano que tiene hambre y en quien le da de comer. Aquí se puede experimentar que cuando amamos al prójimo, conocemos mejor a Dios: en la gruta de Belén, Él se ha manifestado a nosotros en la pobreza de un recién nacido necesitado de todo. El mensaje de Navidad es sencillo: Dios ha venido entre nosotros porque nos ama. Dios es amor: no un amor sentimental, sino un amor que se ha hecho don total hasta el sacrificio de la Cruz”.
Benedicto XVI recordó que el lugar del nacimiento de Jesús, Belén, significa “la Casa del pan”.
“En realidad, Jesús, ‘el pan que ha bajado del cielo’, ‘el pan de la vida’, se hace en cierto modo visible cada día en este comedor, donde no se quiere dar únicamente de comer, sino servir a la persona, sin distinción de raza, religión y cultura”, agregó el Papa.
El Santo Padre expresó luego el deseo de que “los responsables, los voluntarios y todos los que frecuentan el comedor experimenten la hermosura de este amor; que sientan la profundidad de la alegría que deriva de él, una alegría ciertamente distinta de la alegría ilusoria que ofrece la publicidad”.
El Papa concluyó pidiendo a Dios, de modo particular, para que “siga protegiendo a los que realizan una preciosa obra de solidaridad en la Caritas romana, tanto aquí como en otras partes de la ciudad. Que el Espíritu Santo anime los corazones de los responsables y de todos los voluntarios para que hagan su servicio cada vez con mayor empeño, inspirándose en el auténtico estilo del amor cristiano, que los santos de la caridad han resumido en el lema: ‘El bien hay que hacerlo bien’”.
Al concluir la visita, los responsables del comedor regalaron al Papa el carné ''número uno'' para acceder a los comedores de la Caritas diocesana de Roma, un delantal de los que usan los voluntarios, una manta y un álbum con dibujos realizados por niños que viven en una casa de acogida para madres en situación de dificultad.
El Santo Padre respondió regalando 10 mil mantas y dos mil abrigos para distribuir a los pobres que los voluntarios de Caritas encuentran cada noche por las calles de la ciudad.
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