Un artículo de Luis Barrios tomado por el Diario Online La Prensa. Lo reproduzco aquí por considerarlo de interés para los que esperamos una sociedad más justa y solidaria.
Acabo de llegar de mi segunda patria, la República Dominicana, la tierra de Mamá Tingó y de María Trinidad Sánchez. Mi salida se dio unos días después que el compatriota puertorriqueño José Luis de Jesús Miranda, quien por un lado se autoproclama como el ‘Anticristo’ y por otro lado se hace llamar Jesucristo Hombre, hiciese su entrada poco triunfal en Santo Domingo.
Como era de esperarse, los guardianes morales de la patria salieron al ataque no solo condenando al señor Miranda, sino también negándole los espacios públicos que una democracia debe de garantizar para la disidencia. Curiosamente, la excusa principal fue que su prédica era contraria a la de la Iglesia por lo tanto había que declararle un anatema condenando a su vez su movimiento de religiosidad popular denominado, Creciendo en Gracia.
Fue interesante escuchar y ver los gestos de coraje por parte del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien calificó a José Luis de Jesús Miranda de "charlatán, miserable y pecador". Y por supuesto, muy enérgicamente, con su estilo arbitrario y autoritario que lo caracteriza, solicitó que se le expulsase del país. De aquí el que tanto la Universidad Autónoma de Santo Domingo como la administración del hotel Intercontinental V Centenario, no le permitieran celebrar una actividad con su seguidores.
Ahora bien, ¿qué es esto del Anticristo? Una ligera mirada a la Biblia nos puede ayudar a entender que el Anticristo es considerado como un impostor quien en nombre de Jesús proclama enseñanzas contrarias al Evangelio. En teología fundamentalista y dogmática, este Anticristo, junto con Lucifer y al Falso Profeta, establecerá una dictadura mundial. Algo parecido a lo que la trilogía endiablada de George W. Bush, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional están haciendo. Por su puesto, estos símbolos metafóricos de la Biblia —como el Anticristo— deben de ser evaluados críticamente también a la luz de los métodos literarios, históricos y sociológicos y no en el contexto literal.
En resumidas cuentas lo que distingue al Anticristo es que su mensaje es contrario al mensaje subversivo del Evangelio el hermano y compañero Jesús. De aquí el que me tome la libertad de identificar a los Anticristos que promueven otro tipo de Evangelio. Por ejemplo, tomemos en consideración al Anticristo de la economía neoliberal dominicana, en donde con el modelo capitalista la producción y acumulación de dinero es mucho más importante que la gente. ¿Por qué el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez no mete su mano en este asunto? Porque él es parte de ese grupúsculo de Anticristos dominicanos que se han nutrido explotando al pueblo.
Véalo de esta manera. Primero, el nuevo Plan Estratégico para la República Dominicana está basado en cinco temas comunes: reducción de la pobreza, sociedad civil, reforma de políticas, gobernabilidad local y alianzas estratégicas. En papel esto suena muy bien. Segundo, una verdad a medias es una mentira. Me explico. Es cierto que durante la administración del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con su presidente Leonel Fernández, en comparación con la administración pasada del Partido de Revolucionario Dominicano (PRD) e Hipólito Mejía, el país ha logrado algunas mejoras muy en la educación, nutrición y salud. Sin embargo, este supuesto progreso está por debajo del nivel que corresponde al ingreso del país. En la actualidad la canasta familiar tiene un costo de $18,000 pesos, mientras que los salarios promedios de los trabajadores están por los $3,000 pesos. Esto es contrario al Evangelio.
Por otro lado, la realidad dominicana es que no hay protección social, se carece de servicios sociales básicos, los gastos públicos tienen unas prioridades para otorgar contratos a contratistas que están haciendo regalías millonarias las cuales se canalizan a través de Organizaciones no Gubernamentales (ONG) como por ejemplo, la que preside Leonel Fernández, la Fundación Global Democracia y Desarrollo. De la misma manera, los servicios de agua y luz son un lujo y privilegio.
Mientras tanto, Leonel Fernández, tercamente, se ha lanzado a la tarea de construir un metro (subway o tren) gastando millones de pesos y el país no tiene hospitales, medicinas, escuelas, libros, agua, luz, comida y el pueblo desesperadamente ve como opción el tener que inmigrar hacia Estados Unidos o Europa ya sea con visas, papeles falsos o en yolas. Esto es contrario al Evangelio. En la paz con justicia destruyamos los Anticristos.
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