Friday, May 27, 2005

"Cristo quiere llegar a todos los hombres del mundo". Benedicto XVI

Este pasado jueves, la iglesia celebró la solemnidad de el cuerpo y la sangre de cristo, "Corpus Christi", y en la celebración de la misma en la explanada de la basílica de San Juan de Letrán, el Papa Benedicto XVI hizo incapié en la necesidad de todos los cristianos de conocer a cristo para poder anunciarlo a todas las naciones.

El Santo Padre hizo referencia a la relación entre la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo y la celebración del Jueves Santo afirmando que “en esta celebración la Iglesia revive el misterio del Jueves Santo a la luz de la Resurrección”.

“En la procesión del Jueves Santo –agregó- la Iglesia acompaña a Jesús al Monte de los Olivos. Es deseo de la Iglesia orante velar con Jesús, no dejarlo solo en la noche de la traición, de la indiferencia de tantos. En la fiesta de hoy retomamos esta procesión en el gozo de la Resurrección”.

El Pontífice destacó que “el Señor ha resucitado y nos precede” en dos direcciones: “La primera es hacia Galilea” invitando a todos a la evangelización, a la comunicación del Evangelio a todos los pueblos; la segunda es “hacia el Padre” pues Jesús “sube a la altura de Dios y nos invita a seguirlo”.

Estas dos direcciones “Indican juntas el camino del seguimiento de Cristo. La verdadera meta es la comunión con Cristo. Podemos llegar a vivir con Cristo por las calles de Galilea, llevando el Evangelio a todas las naciones, llevando el don de su amor a los hombres de todos los tiempos”.
Refiriéndose explícitamente a la procesión que tuvo lugar inmediatamente después de la Misa, el Papa explicó que ésta “responde en modo simbólico el mandato del Señor en Galilea de llevar el Evangelio al mundo”.

“La fuerza del sacramento de la Eucaristía va más allá de los muros de nuestras Iglesias, el Señor está siempre en camino hacia el mundo. Nosotros llevamos a Cristo presente en la figura del pan por las calles de nuestra ciudad”, agregó.

“¡Que nuestras calles sean calles de Jesús, nuestras casas de Él y por Él! Con este gesto ponemos bajo sus ojos los sufrimientos de los enfermos, las tentaciones, los miedos, toda nuestra vida”.
El Papa Benedicto dijo luego que “comer este pan es comunicar, entrar en comunión con la persona del Señor vivo, este acto del comer es realmente el encuentro de dos personas y dejarse penetrar por la vida de Aquél que es el Señor, Aquél que es mi Creador y Redentor. Esta comunión implica seguir a Cristo”.

“Nuestra procesión termina delante de la Basílica de Santa María la Mayor, en el encuentro con la Virgen llamada Mujer Eucarística”. “Recemos a ella para que nos ayude a abrir todo nuestro ser a la presencia de Cristo, para seguirlo día tras día durante toda nuestra vida”, concluyó

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